viernes, 31 de diciembre de 2010

FIN 2010 -ENTRADA 2011

DEMOS GRACIAS A DIOS POR EL AÑO QUE TERMINA
A ti, oh Dios te alabamos,


A ti, Señor, te reconocemos. A ti, eterno Padre, te venera toda la creación. Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran. Los querubines y serafines te cantan sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria…


ORACIÓN DE FIN Y PRINCIPIO DE AÑO


Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,

tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias

por todo aquello que recibí de TI.



Gracias por la vida y el amor, por las flores,

el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto

fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que

pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos

y lo que con ellas pude construir.



Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,

perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,

por la palabra inútil y el amor desperdiciado.

Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,

y perdón por vivir sin entusiasmo.



En el nuevo año, te presento estos días

que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,

la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.



Quiero vivir cada día con optimismo y bondad

llevando a todas partes un corazón lleno

de comprensión y paz.



Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios

a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno

que mi espíritu se llene sólo de bendiciones

y las derrame a mi paso.



Cólmame de bondad y de alegría para que,

cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí

encuentren en mi vida un poquito de TI.



Danos un año feliz y enséñanos

a repartir felicidad. Amén


¡Feliz Año Nuevo, con Paz, Amor y Felicidad!!!

viernes, 24 de diciembre de 2010

NAVIDAD


GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS


Y PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR

¡Alegrémonos! Ha nacido nuestro Salvador…

Hoy ha descendido del cielo la paz verdadera.

Es “NAVIDAD”… Jesús nacerá en tu corazón, en el mío, en el de cualquiera, si hay " AMOR".

Que en estas fiestas nazca Dios en nuestros corazones y encuentre en ellos el calor del amor a Dios y a los hermanos.

Si no sabes que regalar a tus seres más queridos en navidad…

….regálales tu amor.

Tal vez el mejor adorno de Navidad sea una gran sonrisa.

¡FELIZ NAVIDAD!....

“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz....

domingo, 12 de diciembre de 2010

III DOMINGO DE ADVIENTO

ADVIENTO ES ALEGRÍA


                                                                                                                              (Lc 1, 26-38)

El Hijo de Dios, que se hace hombre a través de una mujer modelo de fe, de disponibilidad a la voluntad de Dios, y el mejor ejemplo de quien ha sabido encarnar y vivir el proyecto de Jesús.

“Alégrate, María, llena de gracia”

Ante el señor de la alegría, de la vida, de la gratuidad y de la salvación, María escoge su palabra generadora y creadora: “Aquí está la esclava del Señor”.

¡Alégrate! Porque Ella con su “si” es la mejor discípula y maestra del Evangelio.

¡Alégrate! Porque colmada de los dones de Dios, María se fió del Señor y de sus promesas.

¿Descubro el amor de Dios en mi vida? A que gestos de amor me empuja este descubrimiento?

Demos gracias al Señor por María, la madre siempre pronta a ayudarnos y sostenernos. Pidamos que nuestra existencia se configure, con la suya, en un arco espiritual que va desde el amor gratuito de Dios hasta nuestra aceptación de sus planes y proyectos.

Acojamos la gracia de Dios en nuestras vidas. Alegrándonos como Ella. Poco a poco percibiremos que esta experiencia nos lleva a una disponibilidad total a la voluntad del Padre en cada momento haciendo presente en el mundo el reino de Dios al estilo de Jesús.

martes, 7 de diciembre de 2010

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Día 8 de diciembre de 2010


INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Misterio que brota del corazón mismo de la Trinidad, y que está cargado de una enorme riqueza espiritual. Es la acción misericordiosa de Dios como pura gracia:

  •  El Padre ha amado a María desde la eternidad, gratuitamente, y en su poder santo la santifica antes de crearla. Dios se revela como don incondicional.

  •  El Hijo la ha redimido con su vida y muerte. En el corazón y en la raíz del misterio de la Inmaculada subyace la visión de Cristo redentor con su redención que se adelanta a la concepción de María como su fruto primero y excelente.

  •  El Espíritu Santo la ha llenado, desde el primer instante de su ser, de toda belleza, pureza, hermosura. María es receptividad en pobreza total. Es disponibilidad gratuita, incondicional.

Este gesto de Dios marca toda la vida de María, como prolongación de este primer momento.

La Orden de la Inmaculada Concepción ha sido suscitada por el Señor, a través de Beatriz, para que este “misterio” de amor, sea celebrado, contemplado, creído y gozado. La mejor forma de celebrarlo consiste en fundamentar en María Inmaculada nuestra vida, en la medida de lo posible, con un corazón puro y disponible a la acción de Dios.

viernes, 3 de diciembre de 2010

PREPARANDO LA GRAN SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA

Estamos celebrando solemne novenario a nuestra Madre Inmaculada, acompañadas de los fieles que vienen a nuestra Iglesia, seguida tenemos la Eucaristía, en la homilía el sacerdote nos invitaba a mirar e imitar a la Virgen: Ella creyó, descubrió a Dios en su vida, se fió de Él y desde su pequeñez pronunció su “Fiat”. Finalmente cantamos las vísperas, dando gracias a Dios.

Este año, las hermanas que formamos la Orden de la Inmaculada Concepción tenemos un motivo especial por el que dar gracias a Dios: se cumplen quinientos años de la aprobación de la Regla con la que el Papa Julio II confirmaba, en nombre de la Iglesia, nuestra forma de vida.

La Regla contiene el carisma de Santa Beatriz y lo ofrece como camino de seguimiento de Cristo. Mediante la profesión de los consejos evangélicos hemos abrazado con radicalidad este estilo de vida, pero no todo termina aquí. Todos podemos participar de algún modo en la espiritualidad de santa Beatriz. Esta mujer, que vivió en el s. XV, tiene un mensaje vivo y actual que comunicarnos: su vida y su carisma son un faro luminoso que nos invita a seguir a Cristo desde las actitudes de María Inmaculada, contempladas, celebradas y hechas vida en la propia vida.

Os invitamos a vivir este adviento mirando con Beatriz a María Inmaculada: es tiempo de acoger al Salvador, de preparar una morada al Verbo que viene a habitar entre nosotros. Es tiempo oportuno para contemplar, celebrar y vivir el misterio de la Llena de garcia y, con ella y como ella, abrir todo nuestro ser a Cristo Redentor. Queremos vivir este adviento conducidos por la mano de María, maestra de la apertura a la gracia.

En María Inmaculada, la Orden de la Inmaculada Concepción encuentra una admirable comunión con la familia franciscana, invitamos a todos a uniros a nuestra acción de gracias y participar así en nuestra alegría.

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Se ha iniciado el centenario el 17 de septiembre de 2010 (fecha de la Bula que contiene la Regla de la Orden de la Inmaculada Concepción confirmada por el Papa Julio II) y se prolongará hasta el mismo día del año 2011.

sábado, 27 de noviembre de 2010

TIEMPO DE ADVIENTO

CORONA DE ADVIENTO
Jesús, la luz del mundo « Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»
                                                                                                Juan 8:12
 Ven, Jesús,


Hermano, Señor.


Queremos preparar tu venida.


Queremos recibirte.


Te esperamos, para que transformes nuestras vidas.


Y nos des tu luz, tu paz, tu amor. Amén.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

MADRE MARIA ANA ALBERDI

Traemos a “al margen” la figura de una mujer, Madre María Ana Alberdi, Monja Concepcionista, que a pesar pasar toda su vida en el Claustro, tiene un gran interés para cualquier persona.

“MADRE ENSÉÑAME A ORAR COMO LO HACÍAS TU”


Estas palabras las decía a lo largo de su vida y las vivió la Madre Mª Ana Alberdi.

Nació en Azcoitia (Guipúzcoa), el día 3 de mayo de 1912 y murió en Madrid el 27 de noviembre de 1998, a los 86 años de edad y 67 de profesión religiosa.

Fue hermana gemela de un hermano, que también se consagraría a Dios, ella como Concepcionista Franciscana, él como Jesuita misionero. Los dos dejaron tras de sí una huella imborrable de santidad.

Quedó huérfana con 7 años siendo acogida por unos tíos, que le procuraron una exquisita educación en un ambiente de amor y rectitud que influyó en ella toda su vida.

A los 19 años ingresó en el Monasterio de “La Latina” de Madrid, el 1 de octubre de 1931, acompañada de su amiga, Sor Mª Margarita Arrieta.

Era una joven de “esbelta figura”, con mirada limpia, que siempre conservó hasta el final de su larga y dilatada vida.

Después de sus diferentes etapas formativas, hace su Profesión Solemne el 4 de mayo de 1936, teniendo que abandonar el Monasterio con las demás religiosas a los pocos meses, 18 y 19 de julio de 1936, obligadas por el estallido de la guerra civil.

Pasado el conflicto bélico y una vez se pudo restablecer la vida común en el Monasterio, comenzará la etapa definitiva en la que la Madre Mª Ana forjará una vida de virtud cristiana, capaz de llevarla a esa vida de perfección que constataron todas cuantas personas tuvieron trato con ella, dentro de su propio Monasterio, monjas de otros Conventos y personas que la trataron por diferentes razones.

Muy joven ya se la confiaron cargos de máxima responsabilidad en el Monasterio y en la Orden, como es el caso de Maestra de Novicias, primero, y Abadesa un poco más tarde, estando al frente del Monasterio durante 34 años.

De carácter alegre abierto y firme, supo ir afianzando virtudes tan básicas que no siempre se encuentran en las personas a pesar de ello. La humildad, el espíritu de oración y de caridad, fueron motor de su vida para poder llevar adelante, de una forma abnegada y con gran sabiduría, todo el trabajo que a favor de la Orden tendría que afrontar. Pues, además de ser abadesa de su Monasterio, fue elegida durante 18 años, Presidenta de la Federación de Castilla de la Orden Concepcionista.

Su gran humildad le hacía creerse que no valía para las responsabilidades que le daban. Esta experiencia profunda se constata cuando fue elegida Maestra de Novicias; “se sentía incapaz de ocupar aquel puesto”, pero enseguida supo asumir todo lo que las Constituciones describen de la Maestra, y, manos a la obra, desempeñó el cargo educando a trabajar de con esfuerzo y sin tregua para conseguir el objetivo de lograr buenas monjas Concepcionistas.

La Madre Ana Alberdi fue una mujer, que la “esbelta figura” que mostraba a sus 19 años fue transformándose en el Señorío de Cristo que traslucen las personas cuando viven solo con Él y para Él.

En los múltiples e interesantes testimonios recogidos en el libro de su biografía: “La Madre Ana Alberdi, el encanto de la experiencia cristiana”, hay abundantes testimonios acerca de la vida y personalidad de la Madre Ana, y de ellos es fácil constatar este rasgo importante de su Señorío, tanto en el cuidado de su persona, como en sus modos de comportamiento o en las formas amables y agradables con los que se comunicaba con las personas.

Valga un solo testimonio para ilustrar lo que decimos: “Su persona infundía respeto y veneración por los gestos delicados que hacía y los modales educados y corteses que usaba”.

Su profunda vida espiritual fue madurando con el paso del tiempo, de forma que en los últimos años de su vida vivió una íntima unión con la Santísima Trinidad de la mano de la Virgen Inmaculada. Pasaba las mañanas en adoración al Santísimo siendo admiración de todas sus hermanas por la unción y el respeto con que se entregaba a la oración por la Iglesia, por todos los problemas humanos que conocía, por su Comunidad, por la Orden..., todo lo llevaba ante Jesús con el interés que siempre mostró por las personas y sus problemas.

Es lástima que en este primer acercamiento a la figura de la Madre María Ana Alberdi no dispongamos del espacio que requeriría ofrecer una semblanza más completa de su rica personalidad, pero no acabemos sin reseñar la forma heroica con que vivió particularmente su última enfermedad, de junio a noviembre de 1998, en la que dio testimonio de su unión con Cristo sufriente en la Cruz.

En su penosa enfermedad admiró a cuantos la trataron, tanto por su delicadeza y bondad como por no quejarse nunca de nada. En los momentos más difíciles llamaba a la Virgen para que la enseñara a amar, y a Jesús le decía: “enséñame que quieres de mi”.

Como se dijo más arriba, ella murió el 27 de noviembre de 1998, y a partir de ese acontecimiento las Hermanas de su Monasterio de “La Latina” no han dejado de recibir testimonios de las virtudes y vida de perfección de la Madre Ana, de forma que el Señor Cardenal Arzobispo de Madrid ha promulgado el decreto para la apertura de la causa de Beatificación y Canonización de la Madre Ana Alberdi.

Para quienes estén interesados en conocer más de esta importante figura cristiana del siglo XX, tan próxima a nosotros, pueden leer el libro antes citado, cuyos datos completos son:

La Madre Ana Alberdi, el encanto de la experiencia cristiana, de Ramón Alberdi, publicado en la editorial CCS, Madrid 2004.

Y para cualquier otra información: solicitar estampas, comunicar gracias o favores o aportar donativos para la Causa, pueden dirigirse a:

Madre Abadesa – Madres Concepcionistas “La Latina” –


Calle Toledo, 52 – 28005 Madrid – Teléfono 91 365 56 82



jueves, 4 de noviembre de 2010

MISTICO ACTUAL

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“Durante mi larga tribulación de nueve años de aislamiento en una celda sin ventanas, a veces bajo la luz eléctrica durante muchos días, a veces en la oscuridad, me parecía que me ahogaba por el calor y la humedad, al límite de la locura. Era todavía un Obispo joven, con ocho años de experiencia pastoral. No podía dormir; me atormentaba el pensamiento de tener que abandonar la diócesis…experimentaba como una rebelión en todo mi ser.



Una noche, desde lo profundo del corazón una voz me dijo: “¿porqué te atormentas así? Tienes que distinguir entre Dios y las obras de Dios. Todo lo que has hecho y deseas seguir haciendo: visitas pastorales, formación de seminaristas,… misiones para la evangelización de los no-cristianos… todo es una obra excelente, son obras de Dios, ¡pero no son Dios! Si Dios quiere que abandones todo eso, hazlo enseguida, y ¡ten confianza en El! Dios hará las cosas infinitamente mejores que tu. Él confiará tus obras a otros que son mucho más capaces que tu. ¡Tú has elegido a Dios solo, no sus obras!


Esta luz me dio paz nueva, que cambió totalmente mi modo de pensar y me ayudó a superar momentos físicamente casi imposibles. Desde ese momento, una fuerza nueva llenó mi corazón y me acompañó durante trece años. Sentía mi debilidad humana, renovaba esta elección ante las situaciones difíciles, y la paz no me faltó nunca.


Elegir a Dios, y no las obras de Dios. Éste es el fundamento de la vida cristiana, en todo tiempo. Y es a la vez, la respuesta más auténtica en el mundo de hoy. Es el camino para que se realicen los designios del Padre sobre nosotros, sobre la Iglesia, sobre la humanidad de nuestro tiempo.”


(Cardenal Francois-Xavier Nguyen van Thuan-“testigos de esperanza”)



Van Thuan nació en 1928 en Hue, una pequeña ciudad ubicada en la costa del centro de Vietnam, En 1953 recibió su ordenación sacerdotal. Fue obispo de Nhatrang entre 1967 y 1975, año en que el papa Pablo VI le nombró obispo coadjutor de Saigón (hoy Ho Chi Minh). Fue arrestado ese mismo año con la llegada del régimen comunista al poder de Vietnam.


Estuvo 13 años en la cárcel y 9 en total aislamiento. Diariamente, celebraba misa con tres gotas de vino (decía que lo necesitaba como medicina para dolor de estómago) y una gota de agua en la palma de la mano.


Allí escribió libros en los que narraba sus experiencias durante el cautiverio con reflexiones sobre el valor del perdón y la necesidad de vivir con realismo el tiempo presente. También sobre el poder de la oración y el amor a la eucaristía. Entre ellos se encuentran Testigos de esperanza, Cinco panes y dos peces, Testimonio de fe de un obispo vietnamita en la cárcel.


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ROMA, viernes 22 de octubre de 2010 El cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuân es como “los pequeños que reciben la revelación del Padre”, dijo esta mañana el cardenal Peter K. A. Turkson, presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz


El purpurado presidió una eucaristía en la iglesia Santa Maria de la Scala de Roma, que fue la iglesia titular del Francisco Nguyen Van Thuan. Con esta ceremonia se abrió oficialmente la investigación diocesana para la causa de canonización.

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sábado, 30 de octubre de 2010

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS día 1 de noviembre

LA SANTIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN




la santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar sus ojos hacia María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos. Y se trata de virtudes sólidas, evangélicas: la fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios; la obediencia generosa; la humildad sincera; la solícita caridad; la sabiduría reflexiva; la verdadera piedad, que la mueve a cumplir sus deberes religiosos, a expresar su acción de gracias por los bienes recibidos, a ofrecer en el Templo y a tomar parte en la oración de la comunidad apostólica; la fortaleza en el destierro y en el dolor; la pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor; el vigilante cuidado hacia el Hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la Cruz; la delicadeza en el servicio; la pureza virginal y el fuerte y casto amor esponsal.

De estas virtudes de la Madre se adornarán los hijos, que con tenaz propósito contemplan sus ejemplos para imitarlos en la propia vida. Y tal progreso en la virtud aparecerá como consecuencia y fruto maduro de aquella fuerza pastoral que brota del culto tributado a la Virgen María.

La devoción hacia la Madre del Señor ofrece a los fieles ocasión de crecer en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral. Porque es imposible honrar a la llena de gracia sin valorar en sí mismo el don de la gracia, es decir, la amistad con Dios, la comunión de vida con Él, la inhabitación del Espíritu. Esta gracia divina afecta a todo el hombre y lo hace conforme a la imagen del Hijo.

MARIALIS CULTUS: Exhortación Apostólica de S.S. Pablo VI, 1974

domingo, 24 de octubre de 2010

Cada día de tu vida es un regalo del Señor


Cada día de tu vida



Intercambia una palabra amable con un amigo.

Regala una sonrisa.



Escucha lo que alguien trata de decir.

Escucha de corazón lo que alguien no puede expresar.



Intenta algo nuevo.

Perdona a alguien que te haya herido.



Perdónate tus errores pasados.

Date cuenta de tus imperfecciones.



Descubre tus posibilidades..

Acepta la responsabilidad de todo lo que haces.



Contempla la puesta de sol.

Valora lo que tienes.

Valora lo que eres.
Ama tu vida.


ES UN REGALO QUE DIOS TE HA HECHO.


Autor Desconocido

martes, 12 de octubre de 2010

VIRGEN DEL PILAR

Día 12 de Octubre
La misión maternal encomendada a María invita constantemente al Pueblo de Dios a dirigirse con filial confianza a Aquella que está siempre dispuesta a acoger sus oraciones con amor de Madre y con eficaz ayuda de Auxiliadora. Por eso el Pueblo de Dios la invoca como «consoladora de los afligidos», «salud de los enfermos» y «refugio de los pecadores», para obtener consuelo en la tribulación, alivio en la enfermedad y fuerza liberadora en el pecado. Y en verdad Ella, la libre de todo pecado, conduce a sus hijos a vencer con enérgica determinación el pecado. Y, hay que afirmarlo nuevamente, esta liberación del pecado es la condición necesaria para toda renovación de las costumbres cristianas.


MARIALIS CULTUS: Exhortación Apostólica de S.S. Pablo VI, 1974

sábado, 2 de octubre de 2010

SAN FRANCISCO DE ASIS dia 4 de octubre

Sermón a los Pájaros

San Francisco camina con fray Maseo por un valle lleno de árboles y de flores. Por el valle corre un arroyuelo de agua límpida. San Francisco y fray Maseo cantan porque son felices. Cuando uno es feliz le vienen siempre ganas de cantar.

En los árboles hay muchos pajaritos: pardales, pinzones, pelirrojos, jilgueros. También los pajaritos cantan porque son felices.

Cada poco San Francisco y fray Maseo se detienen. San Francisco pone su dedo índice en los labios' pidiendo silencio a fray Maseo, para escuchar mejor el canto de los pajaritos.

-Fíjate -dice San Francisco- esta es la voz de los hermanos pardales, esta otra es la voz de los hermanos jilgueros.

De golpe, el gorjeo de los pajaritos cambia de tono como si los pajaritos discutiesen entre ellos.

San Francisco mira entre los ramos de los árboles. Un pardalillo tiene en el pico una corteza de pan. Los demás pajaritos le persiguen de rama en rama, le picotean porque quieren quitarle la corteza de pan.

San Francisco levanta los brazos para ordenar silencio a los pajaritos; luego dice con voz un tanto severa:

-Hermanitos míos, ¿por qué reñís?

En seguida se paran todos los pajaritos, cada uno en la rama donde estaba posado. También se para el pardalillo con la corteza de pan.

Los pajaritos, al oír la voz un tanto severa de San Francisco, se sienten a disgusto. Repliegan las alitas y están con el pico abierto como embarazados.

San Francisco continúa:

-No tenéis que hacer así, hermanitos míos. Vuestro Creador os ha dado plumas para vestiros. A vosotros, pardales, os ha dado un vestido que parece la túnica de los frailes. Vosotros sois los frailecillos del buen Dios. A vosotros, pelirrojos, el Creador os ha puesto esa mancha roja en el pecho para que recordéis a todos los hombres la llaga de Jesús crucificado. A vosotros, pinzones y jilgueros, el Creador os ha dado plumas de colores como las flores de este bosque. A todos vosotros el Creador os ha dado alas para volar en el cielo azul.

Los pajaritos se miran las plumas y abren las alas. Nadie se atreve ni a resollar. El pardalillo con la corteza de pan abre el pico y la corteza cae al suelo junto a los pies desnudos de San Francisco.

El santo recoge el pan y lo desmigaja en la palma de la mano.

-Mirad, hermanitos míos -dice San Francisco con voz dulcísima-hay una migajita para todos. Vosotros no sembráis, y sin embargo el Señor hace crecer el grano también para vosotros. Vosotros no segáis, no moléis el grano, no cocéis el pan, y sin embargo el Señor os nutre. Tenéis el agua límpida de este arroyuelo, tenéis los árboles para jugar, para guarneceros y para dormir. ¿Qué os falta?.

Los pajaritos están cada vez más embarazados. San Francisco presenta la mano con las migajas y dice:

-Prometedme que no reñiréis ya por el cebo.

Los pardales, los pinzones, los pelirrojos y los jilgueros agachan la cabecita para decir que no volverían a pelearse entre ellos.

-Ahora -continúa San Francisco- bajad a comer estas migajas.

Y en seguida todos los pajaritos con un gran murmullo de alas bajan de las ramas y van

a picotear las migajas en la mano de San Francisco.

Apenas acabadas las migajas, San Francisco dice-

-Ahora, hermanitos míos, volved a los árboles y empezad de nuevo a cantar. Y los pajaritos, obedientes, se ponen todos en fila sobre las ramas, y empiezan a cantar, cada uno con su voz, las alabanzas del Señor. San Francisco se aleja con fray Maseo, cantando también ellos en el bosque las alabanzas del Señor: Tras haber recorrido un buen trecho de camino, San Francisco se detiene, pensativo, y dice a fray Maseo:

-Soy de veras negligente, hermano mío. Hasta ahora hemos predicado sólo a los hombres. Pero no basta. Hemos de enseñar a todas las criaturas a cantar al Señor. -Tienes razón, padre santo -responde fray Maseo-. Debemos predicar la paz a todas las criaturas.

Y desde aquel día, San Francisco, siempre que encontraba por los caminos a los hermanos animalitos, ardillas y raposas, caracolitos y lebratos, se detenía para invitarles a alabar al Señor.

domingo, 5 de septiembre de 2010

VIRGEN DE GUADALUPE día 8 de septiembre

SANTÍSIMA VIRGEN DE GUADALUPE


Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

Contempla la inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.

JUAN PABLO II

lunes, 16 de agosto de 2010

SANTA BEATRIZ DE SILVA

FUNDADORA DE

LA ORDEN CONCEPCIONISTA
Dia 17 de agosto


Los tres amores de Beatriz
La Eucaristía, la pasión de Cristo y María Inmaculada.


La joven Beatriz, anhelosa de agradar a Dios más que a los hombres, no le hacía gran mella el mundo de ilusiones y esperanzas de la Corte.


Desprendida de las cosas de la tierra, los bienes de que disponía, los repartía entre la caridad, debida a los pobres y el culto debido a Dios.


Embellecía a Beatriz cuanto puede hacer amable a una doncella: Virtud y hermosura. La “historia” dice que además de venir de sangre real, era muy graciosa doncella y excedía a todas las damas de su tiempo en hermosura y gentileza.


Alternaba la vida contemplativa con la activa. A las horas de trato íntimo con Dios seguían otras de atención a los semejantes, en especial a las enfermas o necesitados. Practicando así la virtud de la paciencia y de la piedad.


La estrella en Beatriz


. Y al apagarse, como un blanco cirio, su vida, una fulgurante estrella embelleció su frente. Era el sello que imprimió la Virgen Inmaculada a la vida de su fidelísima sierva Beatriz.


La vida de Beatriz se había extinguido a la luz de este mundo, pero circundada de luz celestial.


Santa Madre Beatriz, ruega por nosotros.

sábado, 14 de agosto de 2010

martes, 3 de agosto de 2010

MÁXIMAS DE LA DIVINA SABIDURÍA



Orad, por los que os persiguen,
injurian y
roban la reputación y los bienes.

No hagas a otros lo que no quieres
que hagan contigo.

Soporta los defectos de todo
el mundo por amor a Dios,
que te soporta.

Corrige a quienes ofenden a Dios,
sin temer sus persecuciones.


San Luis María Grignion de Montfort

miércoles, 21 de julio de 2010

ALEGRÍA


Al Señor le agrada que le sirvan con gusto, porque haciéndolo con alegría y de corazón, se ama mas a Dios.
San Juan Bosco

El amor produce en el hombre la perfecta alegría. En efecto, solo disfruta de veras el que vive en caridad.
Santo Tomás

La felicidad y la alegría dependen de estar en armonía consigo mismo, con los demás, con el mundo y con Dios.
Martín Descalzo

Si salen las cosas bien, alegrémonos, bendiciendo a Dios que pone el incremento. -¿Salen mal?- Alegrémonos, bendiciendo a Dios que nos hace participar de su dulce Cruz.
San José María Escrivá de Balaguer

Siempre estarás gozoso y contento, si en todos los momentos diriges a Dios tu vida, y si la esperanza del premio suaviza y alivia las penalidades de este mundo.
San Basilio

jueves, 15 de julio de 2010

SANTÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN




ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.
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domingo, 11 de julio de 2010

DICHOSOS LOS LÍMPIOS DE CORAZÓN

“Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios”
La pureza que es la virtud que nos permite amar como Dios nos ha amado a nosotros. Virtud sin la cual terminamos vulgarizando el amor, y transformando aquella belleza, a la cual estamos llamados, en polvo, en nada, en suciedad.
Nuestro Señor Jesucristo enseña dos ideas principales sobre la pureza de ellas es que la pureza es la virtud que nos permite ver a Dios “Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios” Exactamente esa es la función de la pureza, permitir al hombre percibir a Dios en el prójimo… y me permite a mi mostrarme como hijo de Dios.
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miércoles, 7 de julio de 2010

LA ORACIÓN ES LUZ DEL ALMA

La oración es luz del alma

"El sumo bien está en la plegaria y en el diálogo con Dios, porque equivale a una íntima unión con Dios: y así como los ojos del cuerpo se iluminan cuando contemplan la luz, así también el alma dirigida hacia Dios se ilumina con su inefable luz. Una plegaria, por supuesto, que no sea de rutina, sino hecha de corazón; que no esté limitada a un tiempo concreto o a unas horas determinadas, sino que se prolongue día y noche sin interrupción.


San Juan Crisóstomo

jueves, 1 de julio de 2010

DICHOSOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ



"Dichosos los que trabajan por la paz-nos dice el evangelista- porque ellos se llamarán hijos de Dios".

Cobran especial lozanía las virtudes cristianas en aquel que posee la armonía de la paz cristiana y no se llega a la denominación de hijo de Dios si no es a través de la práctica de la paz.

Hay que procurar buscar la paz y la concordia; estas virtudes son las que engendran y alimentan la caridad.

San Pedro Crisólogo,
Obispo

domingo, 27 de junio de 2010

MANIFESTAR A CRISTO EN NUESTRAS VIDAS


MANIFESTAR A CRISTO EN NUESTRAS VIDAS




MANIFESTAR A CRISTO EN NUESTRA VIDA


Hay tres cosas que manifiestan y distinguen la vida del cristiano: la acción, la manera de hablar y el pensamiento. De ellas, ocupa el primer lugar el pensamiento, viene en segundo lugar la manera de hablar, que descubre y expresa con palabras el interior de nuestro pensamiento; en este orden de cosas, al pensamiento y a la manera de hablar sigue la acción, con la cual se pone por obra lo que antes se ha pensado. Siempre, pues, que nos sintamos impulsados a obrar, a pensar o hablar, debemos procurar que todas nuestras palabras, obras y pensamientos tiendan a conformarse con la norma divina del conocimiento de Cristo, de manera que no pensemos, digamos ni hagamos cosa alguna que se aparte de esta regla suprema.
Todo aquel que tiene el honor de llevar el nombre de Cristo debe necesariamente examinar con diligencia sus pensamientos, palabras y obras, y ver si tienden hacia Cristo o se apartan de él. Este discernimiento puede hacerse de muchas maneras. Por ejemplo, toda obra, pensamiento o palabra que vayan mezclados con alguna perturbación no están, de ningún modo, de acuerdo con Cristo, sino que llevan la impronta del adversario, el cual se esfuerza en mezclar con las perlas el cieno de la perturbación, con el fin de afear y destruir el brillo de la piedra preciosa.
Por el contrario, todo aquello que está limpio y libre de toda turbia afección tiene por objeto al autor y príncipe de la tranquilidad, que es Cristo; él es la fuente pura e incorrupta, de manera que el que bebe y recibe de él sus impulsos y afectos internos ofrece una semejanza con su principio y origen, como la tiene el agua nítida del ánfora con la fuente de la que procede.
En efecto, es la misma y única nitidez la que hay en Cristo y en nuestras almas. Pero con la diferencia de que Cristo es la fuente de donde nace esta nitidez y nosotros la tenemos derivada de esta fuente. Es Cristo quien nos comunica el adorable conocimiento de sí mismo, para que el hombre, tanto en lo interno como en lo externo, se ajuste y adapte, por la moderación y rectitud de su vida, a este conocimiento que proviene del Señor, dejándose guiar y mover por él. En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre.

San Gregorio de Nisa, Obispo.


domingo, 6 de junio de 2010

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CORPUS CRISTI


¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO
SACRAMENTO DEL ALTAR!

sábado, 29 de mayo de 2010

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

JORNADA PRO ORANTIBUS
Vida consagrada Contemplativa
30 de mayo de 2010





LA VOCACIÓN RELIGIOSA

La vocación religiosa es un misterio de amor entre un Dios que llama y un ser humano que le responde libremente y por amor. La vocación es un misterio de elección divina. No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que yo os he elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure (Jn 15,16). Antes de haberte formado en el seno materno, te conocía y, antes que nacieses, te tenía consagrado (Jer 1, 5).
La vocación es un llamado de Dios para ser puentes entre Dios y los hombres; para hablar a Dios de los hombres y a los hombres de Dios. Es un llamado a seguir en el mundo sin ser del mundo, para salvarlo. Y este llamado divino exige una respuesta, ya que muchos son los llamados y pocos los escogidos (Mt 20, 16). Dios llama a muchos, pero son pocos los que le responden y se entregan totalmente y sin condiciones a su servicio y al bien de sus hermanos. Incluso, vemos cómo en la vida real hay muchos que un día le dijeron SI y, después de un tiempo o de unos años, se cansan de su vida consagrada y renuncian a su misión, regresando a la vida del mundo. ¿Por qué? Se ha dicho muchas veces que la principal causa de las defecciones religiosas y sacerdotales está en la falta de oración. Cuando falta la oración, que es comunicación amorosa con el Señor, es como si nos faltara el amor para la entrega total. Somos incapaces de seguir adelante, como un coche que se queda sin gasolina y ya no puede avanzar más. Por eso, hay que ser fieles a la oración diaria, es decir, al amor diario con el Señor. La oración es la base y fundamento de la vida espiritual y de la vida religiosa. Sin oración auténtica no puede haber amor profundo y total a Dios. Con una oración superficial ¿qué se puede esperar?
La vocación es entrega total, es aspiración a la santidad, es un llamado a ser luz y amor para los demás. Es un eco actual de la llamada eterna de Dios, pues Dios nos ha escogido desde toda la eternidad para amar a todos sin condiciones. La vocación es una invitación a seguirle en exclusiva. Es como si Jesús dijera: ¿Me amas? ¿Quieres amarme como esposa y madre de todos los hombres?
La vocación es una predilección maravillosa, un privilegio inmerecido, un regalo extraordinario, que nunca podremos agradecer suficientemente. Es una llamada gratuita y personal de Dios que espera también una respuesta diaria y personal. Esto quiere decir que debemos vivir nuestra vocación día a día con nuestras renuncias, nuestra obediencia, nuestra entrega y nuestro amor total. Así la vocación irá madurando y seremos más y más conscientes de lo que significa para nosotros esa predilección de la llamada de Dios y de lo que supone nuestra respuesta definitiva a su amor.
La vocación hay que vivirla sin medias tintas, sin ambigüedades, sino con un corazón indiviso para Dios y para los demás. El amor es lo que da sentido a la llamada y a la respuesta personal. Sin amor, la vida religiosa sería como una lámpara sin aceite. Ser esposas de Jesús significa entregarse totalmente a Él para hacerlo feliz en cada instante de la vida y, por Él y con Él, hacer felices a los que nos rodean, abarcando con nuestro amor a todo el universo.
La vocación, en una palabra, implica una misión de servicio universal, ser madres de todos los hombres, ser luz en el mundo y vivir para los demás con una aspiración constante a la santidad.

JUAN PABLO II Y LA VOCACIÓN
Decía el Papa Juan Pablo II: Quisiera preguntar, amadísimos jóvenes, a cada uno de vosotros: ¿Qué vas a hacer de tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado alguna vez en entregar tu existencia totalmente a Cristo? ¿Crees que puede haber algo más grande que llevar a Jesús a los hombres y a los hombres a Jesús? (Roma, 13 de mayo de 1984).
Pido a cada uno de vosotros, que se interrogue seriamente sobre si Dios no lo llama a seguirle. Y a todos los que sospechan tener esta posible vocación personal, les digo: Rezad tenazmente para tener la claridad necesaria, pero luego decid un alegre sí. Dios ha pensado en nosotros desde toda la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre. (Cristifideles laici 58).

UNA EXPERIENCIA DE VIDA RELIGIOSA
Estudié Derecho en la universidad y terminé mi carrera con buenas notas. Conseguí trabajo muy pronto y estuve ejerciendo mi profesión durante más de tres años en una entidad pública. Y, en ese momento, cuando ya tenía todo lo que había deseado, sentí en mi alma que Dios me pedía que hiciera una opción radical por Él, dándole todo. Fue un encuentro con Dios particularmente fuerte, inefable. Vi claramente en mi alma que Cristo me llamaba. Es como si me estuviera diciendo al oído: Mira, todo esto que estás haciendo es bueno, está bien..., pero ahora vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y ven y sígueme.
Este Ven y sígueme comenzó a resonar en mi alma cada vez con más fuerza y se fue abriendo paso en mi corazón entre vacilaciones interiores. Y decidí corresponder libremente al amor de Dios. Comencé a ir a misa todos los días y a comulgar diariamente. Recibir a Jesús en la comunión se convirtió para mí en una necesidad. Necesitaba contemplarle, quería darme por entero a Él.
La gente me decía: Eres joven, tienes buen trabajo y toda la vida por delante... ¿Y lo vas a echar todo a rodar de esa manera? ¿Es que te has vuelto loca? Yo confié en Dios, me arriesgué y opté por Él, contando con su gracia y su fortaleza. Y ahora aquí me tienes, vale la pena entregarse del todo a Dios. El Señor da el ciento por uno. Me siento inmensamente alegre y feliz. A todos los llevo en mi corazón y los presento cada día al Señor. Esa es la misión de mi vida: orar por todos los hombres y ofrecer mi vida por ellos para salvarlos.

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Y para terminar, unas preguntas: ¿Qué vas a hacer con tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado en la posibilidad de ser religiosa y consagrarte totalmente al servicio de Dios y de los demás? Si no estás segura, te recomiendo que vayas todos los días a los pies de Jesús, ante el sagrario, y le preguntes: Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Cuál es mi misión? Y Él te responderá, quizás sin palabras, pero con toda claridad.

ÁNGEL PEÑA O.A.R

sábado, 1 de mayo de 2010

MES DE MAYOEN HONOR DE MARÍA




Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco desde este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!

FLORES PARA LA VIRGEN

¿Por quién hizo Dios las flores, si no las hizo por Ti?
Sugerencias de obsequios espirituales que se pueden ofrecer al Señor, por medio de la Virgen, para cada día del mes de mayo.

N. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.
R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mi.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Repetir mi juramento cristiano de lealtad a Cristo y al Papa.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mi algo que moleste a los demás.

V. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.
Así sea

jueves, 22 de abril de 2010

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES


IV domingo de Pascua, domingo del
“Buen Pastor”, el 25 de abril de 2010
Me ofrece la oportunidad de proponer a vuestra reflexión un tema en sintonía con el Año Sacerdotal: El testimonio suscita vocaciones. La fecundidad de la propuesta vocacional, en efecto, depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. Este tema está, pues, estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados. Por tanto, quisiera invitar a todos los que el Señor ha llamado a trabajar en su viña a renovar su fiel respuesta, sobre todo en este Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el Cura de Ars, modelo siempre actual de presbítero y de párroco.

Elemento fundamental y reconocible de toda vocación al sacerdocio y a la vida consagrada es la amistad con Cristo. Jesús vivía en constante unión con el Padre, y esto era lo que suscitaba en los discípulos el deseo de vivir la misma experiencia, aprendiendo de Él la comunión y el diálogo incesante con Dios. Si el sacerdote es el “hombre de Dios”, que pertenece a Dios y que ayuda a conocerlo y amarlo, no puede dejar de cultivar una profunda intimidad con Él, permanecer en su amor, dedicando tiempo a la escucha de su Palabra. La oración es el primer testimonio que suscita vocaciones. Como el apóstol Andrés, que comunica a su hermano haber conocido al Maestro, igualmente quien quiere ser discípulo y testigo de Cristo debe haberlo “visto” personalmente, debe haberlo conocido, debe haber aprendido a amarlo y a estar con Él.
Otro aspecto de la consagración sacerdotal y de la vida religiosa es el don total de sí mismo a Dios. Escribe el apóstol Juan: “En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3, 16). Con estas palabras, el apóstol invita a los discípulos a entrar en la misma lógica de Jesús que, a lo largo de su existencia, ha cumplido la voluntad del Padre hasta el don supremo de sí mismo en la cruz. Se manifiesta aquí la misericordia de Dios en toda su plenitud; amor misericordioso que ha vencido las tinieblas del mal, del pecado y de la muerte. La imagen de Jesús que en la Última Cena se levanta de la mesa, se quita el manto, toma una toalla, se la ciñe a la cintura y se inclina para lavar los pies a los apóstoles, expresa el sentido del servicio y del don manifestados en su entera existencia, en obediencia a la voluntad del Padre (cfr Jn 13, 3-15). Siguiendo a Jesús, quien ha sido llamado a la vida de especial consagración debe esforzarse en dar testimonio del don total de sí mismo a Dios. De ahí brota la capacidad de darse luego a los que la Providencia le confíe en el ministerio pastoral, con entrega plena, continua y fiel, y con la alegría de hacerse compañero de camino de tantos hermanos, para que se abran al encuentro con Cristo y su Palabra se convierta en luz en su sendero. La historia de cada vocación va unida casi siempre con el testimonio de un sacerdote que vive con alegría el don de sí mismo a los hermanos por el Reino de los Cielos. Y esto porque la cercanía y la palabra de un sacerdote son capaces de suscitar interrogantes y conducir a decisiones incluso definitivas (cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. postsinodal, Pastores dabo vobis, 39).
Por último, un tercer aspecto que no puede dejar de caracterizar al sacerdote y a la persona consagrada es el vivir la comunión. Jesús indicó, como signo distintivo de quien quiere ser su discípulo, la profunda comunión en el amor: “Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos” (Jn 13, 35). De manera especial, el sacerdote debe ser hombre de comunión, abierto a todos, capaz de caminar unido con toda la grey que la bondad del Señor le ha confiado, ayudando a superar divisiones, a reparar fracturas, a suavizar contrastes e incomprensiones, a perdonar ofensas. En julio de 2005, en el encuentro con el Clero de Aosta, tuve la oportunidad de decir que si los jóvenes ven sacerdotes muy aislados y tristes, no se sienten animados a seguir su ejemplo. Se sienten indecisos cuando se les hace creer que ése es el futuro de un sacerdote. En cambio, es importante llevar una vida indivisa, que muestre la belleza de ser sacerdote. Entonces, el joven dirá: "sí, este puede ser un futuro también para mí, así se puede vivir" (Insegnamenti I, [2005], 354). El Concilio Vaticano II, refiriéndose al testimonio que suscita vocaciones, subraya el ejemplo de caridad y de colaboración fraterna que deben ofrecer los sacerdotes (cf. Optatam totius, 2).

Me es grato recordar lo que escribió mi venerado Predecesor Juan Pablo II: “La vida misma de los presbíteros, su entrega incondicional a la grey de Dios, su testimonio de servicio amoroso al Señor y a su Iglesia —un testimonio sellado con la opción por la cruz, acogida en la esperanza y en el gozo pascual—, su concordia fraterna y su celo por la evangelización del mundo, son el factor primero y más persuasivo de fecundidad vocacional” (Pastores dabo vobis, 41). Se podría decir que las vocaciones sacerdotales nacen del contacto con los sacerdotes, casi como un patrimonio precioso comunicado con la palabra, el ejemplo y la vida entera.

Esto vale también para la vida consagrada. La existencia misma de los religiosos y de las religiosas habla del amor de Cristo, cuando le siguen con plena fidelidad al Evangelio y asumen con alegría sus criterios de juicio y conducta. Llegan a ser “signo de contradicción” para el mundo, cuya lógica está inspirada muchas veces por el materialismo, el egoísmo y el individualismo. Su fidelidad y la fuerza de su testimonio, porque se dejan conquistar por Dios renunciando a sí mismos, sigue suscitando en el alma de muchos jóvenes el deseo de seguir a Cristo para siempre, generosa y totalmente. Imitar a Cristo casto, pobre y obediente, e identificarse con Él: he aquí el ideal de la vida consagrada, testimonio de la primacía absoluta de Dios en la vida y en la historia de los hombres.

Todo presbítero, todo consagrado y toda consagrada, fieles a su vocación, transmiten la alegría de servir a Cristo, e invitan a todos los cristianos a responder a la llamada universal a la santidad. Por tanto, para promover las vocaciones específicas al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa, para hacer más vigoroso e incisivo el anuncio vocacional, es indispensable el ejemplo de todos los que ya han dicho su “sí” a Dios y al proyecto de vida que Él tiene sobre cada uno. El testimonio personal, hecho de elecciones existenciales y concretas, animará a los jóvenes a tomar decisiones comprometidas que determinen su futuro. Para ayudarles es necesario el arte del encuentro y del diálogo capaz de iluminarles y acompañarles, a través sobre todo de la ejemplaridad de la existencia vivida como vocación. Así lo hizo el Santo Cura de Ars, el cual, siempre en contacto con sus parroquianos, “enseñaba, sobre todo, con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar” (Carta para la convocación del Año Sacerdotal, 16 junio 2009).
Que esta Jornada Mundial ofrezca de nuevo una preciosa oportunidad a muchos jóvenes para reflexionar sobre su vocación, entregándose a ella con sencillez, confianza y plena disponibilidad. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, custodie hasta el más pequeño germen de vocación en el corazón de quienes el Señor llama a seguirle más de cerca, hasta que se convierta en árbol frondoso, colmado de frutos para bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Rezo por esta intención, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.
Benedicto XVI.

domingo, 4 de abril de 2010

PASCUA DE RESURECCIÓN


CRISTO HA RESUCITADO!!!

¡ALELUYA, ALELUYA!!!

Que la alegría de Cristo resucitado nos llene de gozo y felicidad.


¡Felices Pascua de Resurrección para todos!

viernes, 19 de marzo de 2010

SAN JOSÉ- DIA DEL SEMINARIO





ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Cuida, Señor, de los sacerdotes,
Cuyas vidas se consumen ante tu altar,
Porque tuyos son.
Protégelos porque están en el mundo,
Aunque no pertenecen al mundo.
Acógelos en tu corazón.
Confórtalos en las horas de soledad
Y de tristeza, cuando toda su vida
De sacrificio por las almas les parezca inútil.
Cuídalos, y acuérdate ¡Oh Señor!
De que no tienen más que a Ti y de, que sin embargo,
Sus corazones humanos son frágiles.
Guárdalos tan puros como la hostia que diariamente acarician
Dígnate, Señor, bendecir todos sus pensamientos
Palabras y acciones.

Virgen Inmaculada, Reina y Madre de los sacerdotes,
Acógelos en tu Purísimo Corazón.

Y Tú, Jesús, que en el Jueves Santo instituiste el
Sacramento de la Eucaristía,
Danos, por los méritos de tu pasión, muchos y santos
Sacerdotes.

domingo, 14 de marzo de 2010




PASIÓN Y SEMANA SANTA

Contemplación...

Silencio…






¡Me amo, y se entregó por mí!..

Escuchemos y leamos la Palabra de Dios.

Con la ayuda de la Santísima Virgen que, en silencio siguió a su hijo en los momentos dolorosos, acojámosla con fidelidad.


ORACIÓN
Santa María, Madre del Señor,
has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron.
Al igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble
–que serías la madre del Altísimo–
también has creído en el momento de su mayor humillación.
Por eso, en la hora de la cruz, en la hora de la noche más oscura del mundo,
te han convertido en la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia.
Te rogamos que nos enseñes a creer
y nos ayudes para que la fe nos impulse a servir
y dar muestras de un amor que socorre y sabe compartir el sufrimiento.

sábado, 20 de febrero de 2010

CUARESMA TIEMPO DE GRACIA

TIEMPO DE SALVACIÓN

Y MISERICORDIA




El bien de la caridad

Dice el Señor en el Evangelio de Juan: La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros; y en la carta del mismo apóstol se puede leer: Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

Los presentes días de Cuaresma, son especialmente indicados para ejercitarse en la oración y en la caridad, por más que no hay tiempo que no sea a propósito para ello; quienes desean celebrar la Pascua del Señor con el cuerpo y el alma santificados deben poner especial empeño en conseguir sobre todo esta caridad, porque en ella se haya contenida la suma de todas las virtudes y con ella se cubre la muchedumbre de los pecados.

Por esto al disponernos a celebrar aquel misterio que es el más eminente, con el que la sangre de Jesucristo borró nuestras iniquidades, comencemos por preparar ofrendas de misericordia, para conceder por nuestra parte, a quienes pecaron contra nosotros lo que la bondad de Dios nos concedió a nosotros.

La largueza ha de extenderse ahora, con mayor benignidad, hacia los pobres y los impedidos por diversas debilidades, para que el agradecimiento a Dios brote de muchas bocas, y nuestros ayunos sirvan de sustento a los menesterosos. La devoción que mas agrada a Dios es la de preocuparse de sus pobres, y, cuando Dios contempla el ejercicio de la misericordia, reconoce allí inmediatamente una imagen de su piedad. No hay porque temer la disminución de los propios haberes con esas expensas, ya que la benignidad misma es una gran riqueza, ni puede faltar materia para la largueza allí donde Cristo apacienta y es apacentado. En toda esta faena interviene aquella mano que aumenta el pan cuando lo parte, y lo multiplica cuando lo da.

El bienaventurado apóstol Pablo dice: El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia en Cristo Jesús, Señor nuestro.

(De los sermones de San León Magno, Papa)

jueves, 11 de febrero de 2010

SANTÍSIMA VIRGEN DE LOURDES



ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré con vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestros enfermos… Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.
REZAR TRES AVE MARIAS

lunes, 1 de febrero de 2010

JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA



ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VIDA
CONSAGRADA

2 de Febrero 2010

Todos somos conscientes de la riqueza que para la comunidad eclesial constituye el don de la vida consagrada en la variedad de sus carismas y de sus instituciones. Juntos damos gracias a Dios por las Ordenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado, por las Sociedades de vida apostólica, por los Institutos seculares y por otros grupos de consagrados, como también por todos aquellos que, en el secreto de su corazón, se entregan a Dios con una especial consagración.

(Exhortación Apostólica Postsinodal

Vita Consecrata)

ORACION A LA TRINIDAD

Trinidad Santísima, beata y beatificante, haz dichosos a tus hijos e hijas que has llamado a confesar la grandeza de tu amor, de tu bondad misericordiosa y de tu belleza. Padre Santo, santifica a los hijos e hijas que se han consagrado a ti para la gloria de tu nombre. Acompáñales con tu poder, para que puedan dar testimonio de que Tú eres el Origen de todo, la única fuente del amor y la libertad. Te damos gracias por el don de la vida consagrada, que te busca en la fe y, en su misión universal, invita a todos a caminar hacia ti. Jesús Salvador, Verbo Encarnado, así como has dado tu forma de vivir a quienes has llamado, continúa atrayendo hacia ti personas que, para la humanidad de nuestro tiempo, sean depositarias de misericordia, anuncio de tu retorno, y signo viviente de los bienes de la resurrección futura. ¡Ninguna tribulación los separe de ti y de tu amor! Espíritu Santo, Amor derramado en los corazones, que concedes gracia e inspiración a las mentes, Fuente perenne de vida, que llevas la misión de Cristo a su cumplimiento con numerosos carismas, te rogamos por todas las personas consagradas. Colma su corazón con la íntima certeza de haber sido escogidas para amar, alabar y servir. Haz que gusten de tu amistad, llénalas de tu alegría y de tu consuelo, ayúdalas a superar los momentos de dificultad y a levantarse con confianza tras las caídas, haz que sean espejo de la belleza divina. Dales el arrojo para hacer frente a los retos de nuestro tiempo y la gracia de llevar a los hombres la benevolencia y la humanidad de nuestro Salvador Jesucristo.
(cf. Tt 3, 4).

INOCACIÓN A LA VIRGEN MARÍA

María, figura de la Iglesia, Esposa sin arruga y sin mancha, que imitándote « conserva virginalmente la fe íntegra, la esperanza firme y el amor sincero », sostiene a las personas consagradas en el deseo de llegar a la eterna y única Bienaventuranza. Las encomendamos a ti, Virgen de la Visitación, para que sepan acudir a las necesidades humanas con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que lleven a Jesús. Enséñales a proclamar las maravillas que el Señor hace en el mundo, para que todos los pueblos ensalcen su nombre. Sostenlas en sus obras en favor de los pobres, de los hambrientos, de los que no tienen esperanza, de los últimos y de todos aquellos que buscan a tu Hijo con sincero corazón. A ti, Madre, que deseas la renovación espiritual y apostólica de tus hijos e hijas en la respuesta de amor y de entrega total a Cristo, elevamos confiados nuestra súplica. Tú que has hecho la voluntad del Padre, disponible en la obediencia, intrépida en la pobreza y acogedora en la virginidad fecunda, alcanza de tu divino Hijo, que cuantos han recibido el don de seguirlo en la vida consagrada, sepan testimoniarlo con una existencia transfigurada, caminando gozosamente, junto con todos los otros hermanos y hermanas, hacia la patria celestial y la luz que no tiene ocaso.
Te lo pedimos, para que en todos y en todo sea glorificado, bendito y amado el Sumo Señor de todas las cosas, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Juan Pablo II

sábado, 16 de enero de 2010

ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS



Sabiduría es
escuchar la Palabra de Dios
y meditarla



Confiar en Dios solamente

“Hijo mío, cumple tu deber, ocúpate de él, envejece en tu tarea; no admires las acciones del perverso, espera en el Señor y aguarda su luz; porque está al alcance del Señor enriquecer en un instante al pobre. La bendición del Señor es la suerte del justo, y a su tiempo florece su esperanza”.

(Eclesiástico 11,21-24)


¡Oh Dios! danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla.

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viernes, 8 de enero de 2010

BAUTISMO DE JESUS



No lo necesitaba, se convierte en la ocasión de la primera revelación de Jesús al pueblo pecador y penitente y proyecta su luz sobre la naturaleza y misión de Jesús, al mismo tiempo que prefigura el nuevo Bautismo, en el que Jesús no será el bautizado, sino el que bautiza, y el agua, por la acción del Espíritu y en nombre de la Santísima Trinidad, será no sólo símbolo del perdón de los pecados, sino, además, instrumento eficaz por el que Dios nos perdona y nos hace hijos suyos en el Hijo Unigénito, miembros del Cuerpo de Cristo, del cual Él es la Cabeza, y sus discípulos. Por eso nos llamamos cristianos.
Hoy se revela la gloria de Dios. Hoy también es Epifanía: “Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres”.
La voz del cielo autentifica al que se pone en la fila de los pecadores con la proclamación más insólita: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”.
Nosotros, “justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna”. Ante esta conciencia, posible desde la fe en Cristo, cabe exclamar como el salmista: “Bendice, alma mía al Señor: ¡Dios mío que grande eres!” Y abandonarnos, “porque por su misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento”.

Es día de renovar nuestro bautismo y de agradecer el don de nuestra adopción filial. También cabe escuchar con sobrecogimiento: “Tú eres mi hijo amado”, y balbucear: “Papá”.

martes, 5 de enero de 2010

SANTOS REYES MAGOS

Gracias, Señor, por tus dones.
Como a los Reyes Magos,
danos el don de la fe que nos hace hijos de Dios.
Gracias por tu presencia entre nosotros.
Por tu ternura y amor para todos.
Gracias, Jesús,
Porque tu luz disipa nuestras tinieblas.
Renueva nuestro espíritu y danos tu verdad y tu vida.

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